Hace poco la mayoría de medios de comunicación realizaron balances y análisis políticos, sociales y económicos de los primeros 100 días del gobierno de Ollanta Humala. Lamentablemente, como sucedió previa a la segunda vuelta, los análisis sólo se centraron en los intereses materiales y no morales, como es el caso de la defensa de la vida y la familia. Y si bien, los empresarios, los inversionistas, los bancos, los economistas, se sintieron satisfechos de estos primeros 100 días, los que defendemos la vida del concebido nos hemos sentido asqueados.
De por sí, la maquinaria abortista instalada en el MIMDES (Aída García Naranjo, Rocío Villanueva, María Ysabel Cedano, Diana Mislalovich, Tammy Quintanilla, entre otras), junto con la cabeza de playa instalada en la Asesoría de Viceministerio de Salud (Susana Chávez), han comenzado a crear los escenarios para la legalización del aborto en el Perú, comenzando con la presión para aprobar un protocolo de aborto terapéutico para que se convierta en el medio para legalizar casos de aborto por violación y eugenésicos. Todo en coordinación con las ONG´s abortistas a las cuales pertenecen (Promsex, Flora Tristán, DEMUS y Manuela Ramos).
Detrás de la sonrisa de Nadine Heredia, de la pretendida firmeza de Humala por los porbres del Perú, de la preocupación de los ancianos con Pensión 65, se aloja la indiferencia frente al tema de la defensa del concebido, en un mirar hacia otro lado, de un laissez faire, laissez passeir (dejar hacer, dejar pasar). Una indiferencia que se muestra más dramática luego que una de las propagandas de la campaña nacionalista una madre embarazada exclama “Que vivan todos los hijos que van a nacer”. Ahora sabemos que no, pues las acciones, los hechos conducen a que sólo los hijos deseados deben nacer.
Frente a ese pragmatismo político del Presidente y sólo económico de la mayoría de los medios, frente a la hipócresía, sólo queda la voz y la acción de los que defendemos la vida.
Cómo quisiera saber que, nuestro gobierno, advertido de adónde apuntan los señalados, de anidar matar a niños peruanos no nacidos, enteramente formados desde su concepción, en el vientre de su madre, velará porque no avance esta canallada.
Ya los médicos con amplio conocimiento científico han expresado que la vida de la madre no corre peligro en un 99 % como para pensar en abortarlo que es igual a decir eliminarlo, quitarle el derecho a vivir como nosotros, y que en el punto de vista de una violación, el autor debe de ser juzgado con todo el peso de la ley, pero el nuevo ser inocente en todo el sentido de la palabra, no puede ser agredido por lo que no cometió. Es una tercera persona ajena a deseos depresivos, encaminado a salir a la luz en esta vida y nadie lo debe eliminar. No ha agredido, no ha hablado, no ha errado, no ha empujado, no ha….hecho nada.
Además, estos niños logrados como se lo merecen, pueden llegar a ser el sostén de sus madres emocionalmente, una alegría en la sociedad, una lumbrera, pero se le quiere negar todo derecho y quiénes lo fomentan: los que no tuvieron autoridades que pensaran como ellos.