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García Sayán, presidente de la CIDH, se considera el mesías de la vida y la ciencia

garcia pinocho García Sayán, presidente de la CIDH, se considera el mesías de la vida y la ciencia

Disculpa Pinocho por la comparación. Tú no te mereces esto...

Cuando uno termina de leer el artículo “Viva la vida” aparecido en La República el jueves 24 de enero, si no hubiera sido firmado por Diego García Sayán,  hubiera pasado como un artículo escrito por el encargado de relaciones públicas de una clínica de fertilización asistida con un fuerte espíritu mesiánico. O, en todo caso, por un publireportaje de un consorcio que se dedica a este negocio.

Pero hay que reconocer que no es un artículo cualquiera: es la corroboración que el reciente fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre la fecundación in vitro ha sido viciado por la adopción personal de la ideología de género por parte de sus integrantes los cuales, no solamente han violentado el concepto de “concepción” y permitido la instrumentalización de los embriones humanos quitándole la dignidad y derecho de personas, sino que han llegado a asumir el lenguaje y el marketing de los grupos abortistas. Porque en el fondo, como sabemos, la fertilización asistida como el aborto provienen de la misma matriz ideológica y mercantil: el concebido no es persona y podemos disponer de él.

García Sayán sabe muy bien, como público defensor del aborto, que dentro del sentido común de los pueblos de Latinoamérica y de sus valores, el aborto es un asesinato. Así que no le queda otro camino que seguir el plan comunicacional abortista: vamos a llamarle al aborto, vida. Tal como lo hizo en su momento la ex Ministra de la Mujer, Aída García Naranjo. Y así mientras los abortistas tienen como estrategia que la opinión pública sólo se fije en los derechos de la mujer, ocultando las del niño y su dignidad como persona; los que promueven y lucran con la fertilización asistida buscan poner el foco de atención en los felices padres que han obtenido al hijo deseado, eliminando de la atención pública a los otros 5 o 7 niños que quedaron en el camino desechados, congelados o donados a laboratorios para experimentos.

Aquí el análisis de su artículo:

El caso de la argentina Juliana Finondo, de 39 años, ha dado la vuelta al mundo. Muchos lo consideran “un caso clínico extraordinario” pues pudo dar a luz, hace pocos días, pese a haber recibido un trasplante de corazón (hace 13 años) y a ser estéril. Todo gracias a la ciencia y, por cierto, a la fuerza de voluntad de ella y de su esposo, Gerardo Tuya. Un excelente tratamiento cardiológico y una eficaz fertilización asistida les permiten ser hoy felices padres de familia. Emoción y ciencia en la argumentación de García Sayán.

Distracción: Eliminación de foco de atención de los embriones (personas humanas) desechados en el proceso.

La ciencia más allá del bien o del mal: La ciencia como partícipe de la hazaña, pero es un truco barato de argumentación: la ciencia ha permitido la sistematización del aborto y la eutanasia. La técnica, basada en la ciencia, no es automáticamente ni ética ni moral.

Pero si la ciencia ha sido el instrumento esencial para este auténtico “himno a la vida” que hoy simboliza esta pareja, el Derecho ha cimentado el camino. En particular, por el desarrollo conceptual y jurídico que facilita que esos adelantos científicos estén hoy jurídicamente disponibles para cada vez más gente. Y que, entre otros resultados, hoy día puedan circular en el mundo, con plenitud de vida, más de 5 millones de personas concebidas gracias a la fertilización asistida, conocida como “fertilización in vitro” (FIV). De no ser por esa técnica, esas personas simplemente no existirían. Locura: La fecundación in vitro elevado al rango de “himno a la vida”.

Aires mesiánicos: la Corte Interamericana de Derechos Humanos que preside el autor ha impulsado el “desarrollo conceptual y jurídico” que permite la fecundación asistida (no dice que eliminando el “desarrollo conceptual” consistió básicamente de quitarle la dignidad de persona al embrión) y tampoco que su sentencia va en contra de la Constitución Peruana.

25 millones: Efectivamente, si hoy pueden circular por el mundo 5 millones de personas, eso significa que 25 millones de personas han sido desechadas, congeladas o donadas a laboratorios.  Eso se lo debemos a esta técnica.

La justicia interamericana ha puesto mucho de lo suyo para que este método  pueda estar disponible para parejas afectadas por la esterilidad. Que está calificada como una “enfermedad del sistema reproductivo” por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El único país del continente en el que la FIV estaba prohibida hasta hace pocas semanas era Costa Rica. Eso por un fallo del tribunal constitucional costarricense del año 2000 que así lo dispuso, en el entendido de que con la FIV se afectaba el “derecho a la vida” por los embriones que podían perderse. Siguen los aires mesiánicos, ahora más concretamente de la “justicia interamericana”.
Agotados mil trámites judiciales y parlamentarios ante instituciones costarricenses, las familias afectadas llevaron su caso a la Corte Interamericana. En la sentencia de diciembre del año pasado, la Corte estableció que esa insólita prohibición –existente solo en el Vaticano y en el Líbano– vulneraba los derechos a la integridad personal, a la vida privada y familiar y al principio de no discriminación de quienes querían ser padres y se les negaba el acceso a la FIV. La Defensoría del Pueblo de Costa Rica fue clara en expresar que la prohibición discriminaba a las mujeres, violentaba sus derechos a la igualdad y no discriminación y perjudicaba la salud reproductiva y el progreso científico. Solo quienes tenían muchos recursos podían recurrir a la FIV viajando a otro país. Curioso razonamiento jurídico. Justificar la fecundación in vitro porque que sólo en el Vaticano y en Líbano, además de Costa Rica existía la “insólita prohibición” contra ésta, es como justificar lo que es correcto al voto y no a la razón. La verdad es que la fecundación in vitro debería estar prohibida en todo país que señala que desde la fecundación (concepción) comienza los derechos de la persona humana. Es decir, que la mayoría de países latinoamericanos, incluido el Perú, estamos en falta flagrante contra la vida. Y tanto es conciente García Sayán de esto, que tuvo que modificar el concepto de “concepción” para hacerlo equivalente a anidación.

“¿Progreso científico?”: La Defensoría del Pueblo costarricense no asume la defensa del embrión (antes de la sentencia), sino que señala que ahora, según la misma,   es defensora de las mujeres, los centros de fertilización asistida, y en un rasgo de paroxismo, de la misma ciencia.

Dispuso la Corte Interamericana no solo que Costa Rica deje sin efecto esa prohibición, sino que haga que la FIV –bien regulada– sea un medio disponible dentro de los programas de infertilidad en el sistema de seguridad social del país. Costa Rica está dando ya los pasos necesarios para dar pleno cumplimiento a la sentencia. Incluso la sala constitucional, la misma autoridad judicial que dispuso la prohibición en el año 2000, ha declarado improcedentes la semana pasada los intentos de confrontar en el terreno constitucional la sentencia interamericana. Bla, bla, bla….
En esencia y por su propio contenido, esta es una contribución fundamental a favor de la vida. Así lo expresan – “vivamente”– los millones de personas que hoy disfrutan de la vida gracias a que sus padres recurrieron a este tipo de métodos contra la infertilidad. Esas personas no estarían circulando por el mundo de no haber sido por eso. Por ello, resulta por lo menos “paradójico”, que la oposición a la FIV venga de un sector ultramontano de la iglesia que se pretende portaestandarte de la defensa de la vida y que, al paso que va, no hará sino continuar adelgazándose de fieles. Siguen los aires mesiánicos: La fecundación in vitro es una contribución fundamental a la vida.

Mentira y manipulación sobre la Iglesia: García Sayán ahora se hace intérprete de la doctrina de la Iglesia Católica y señala que sólo un sector ultramontano (es decir el que se ha quedado antes del Concilio Vaticano II) considera inmoral la fecundación in vitro. García Sayán debería leer la Instrucción Vaticana “Donum Vitae” que está vinculada a dos Papas: Aprobada por el Papa Juan Pablo II y redactada por quien es el actual, Benedicto XVI cuando era Prefecto para la Congregación de la Fe. Sólo un párrafo bastaría:

“La consolidación de la práctica de la fecundación in vitro ha requerido formar y destruir innumerables embriones humanos. Todavía hoy presupone una superovulación en la mujer: se recogen varios óvulos, se fertilizan y después se cultivan in vitro durante algunos días. Habitualmente no se transfieren todos a las vías genitales de la mujer; algunos embriones, denominados normalmente “embriones sobrantes”, se destruyen o se congelan. Algunos de los embriones ya implantados se sacrifican a veces por diversas razones: eugenésicas, económicas o psicológicas. Esta destrucción voluntaria de seres humanos o su utilización para fines diversos, en detrimento de su integridad y de su vida, es contraria a la doctrina antes recordada a propósito del aborto procurado.”

Es contradictorio y, además, inconsistente que en “defensa a la vida” se confronte a la FIV. Que, precisamente, permite que las parejas que deseen tener hijos puedan hacerlo. ¿Cuál es el “argumento”? Que en el procedimiento de la FIV se pierden embriones. Si bien eso es parte de la verdad, la verdad completa es que embriones se pierden, también, con la fertilización natural. Si hubiera coherencia en quienes sostienen ese discurso antivida, tendrían que sumar uno más uno y optar, en general,  por promover –y practicar– la abstinencia. Argumento deplorable: Señalar que debido a que en el proceso natural humano de procreación se pierden muchos embriones, es justificable y no hay objeción moral que en el FIVET se pierdan es un argumento tan endeble como intelectualmente deplorable:

1.- García Sayán reconoce que se pierden embriones.

2.- La ciencia no sabe por qué se pierden esos embriones. Se especula por factores hereditarios, ambientales, alimentación, stress, etc.

3.- Señalar que porque se pierden naturalmente embriones justifica que se pierdan en la fecundación in vitro es como señalar que como muchos nacen con defectos genéticos, no hay problema que con el fin de avanzar en el “desarrollo científico” , se realicen experimentos que produzcan colateralmente estos defectos.

Al final, sólo podemos decir: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”.

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