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Este artículo escrito por Melissa Núñez, Profesora y Asesora Familiar, apareció el 12 de setiembre en La Prensa Gráfica de San Salvador. Por su agudeza para describir el acoso ideológico, la manipulación de cifras y sentimientos que muchos países de Latinoamérica vienen sufriendo para que se legalice el aborto, lo transcribimos y lo incorporamos como material valioso.
Cómo legalizar el aborto en un país
Desde que el aborto es un “servicio” que genera millones aprovechándose de gente vulnerable o inconsciente, es muy fácil aprovecharse de las circunstancias de ignorancia, indiferencia, ambiciones políticas y económicas, jugar con las personas y las naciones con simples fórmulas mercadológicas engañosas como se observa en muchos países que han comprado esta realidad.
Si usted es un empresario u organización que quiere entrar en este ambicioso negocio siga estas estrategias:
Primero hay que colocar el producto. Escoja un país, cualquiera, y ataque a sus habitantes con campañas que explotan sus debilidades: su ambición de poder, libertinaje, hedonismo, y sensualidad con pornografía, ideologías de opresión y liberación, exigencia de derechos sin responsabilidades y vida light. Hay que dirigirse sobre todo a gente joven, hay que lograr que los padres no eduquen a sus hijos para acceder a este grupo. No es difícil introducir este producto en las escuelas, kínderes y universidades. Para esto hay que aliarse con farmacéuticas que les den la falsa ilusión de que están seguros usando anticonceptivos y con medios sensacionalistas y organizaciones liberales que les vendan la idea de que esto está bien. Utilice argumentos laicistas y condene a los que no se dejen dominar acusándoles de retrógradas, arcaicos, cerrados y doble moral.
Cuando ya sean presa fácil, es hora de promocionar sus “servicios”: abortos clandestinos, y además exija junto con organizaciones interesadas que el aborto sea permitido para que sea “seguro”, que el derecho a la vida no sea absoluto y hagan presión usando mujeres como bandera para sonar más convincentes. Vale todo, desde mujeres enfermas, fetos enfermos, pobreza extrema, incluso homicidas, la clave es parecer víctima acusando a las leyes de inhumanas. En esta fase hará falta unos políticos corruptos, afortunadamente para usted hay muchos, que quieran ganar votos y dinero extra a cambio. Es muy útil la manipulación de estadísticas que anuncien la mentira de que el aborto clandestino es el culpable de las muertes maternas y de las injusticias de que solo los ricos tienen derecho a él mientras que los pobres no. Pídale al Estado que ellos lo den como una medida de “paternidad responsable” para lograr avances en materia de “salud”.
Al lograr que haya desensibilización de muchos respecto al tema, solo hay que proponer las opciones que suenan correctas como “terapéutico”, “eugenésico” y “ético”. Evite llamarlo aborto para ganar clientes, en su lugar llámelo tratamiento, interrupción, medida u opción. Así será más aceptable abrir el debate. Alegue que es cruel para las madres el tener un hijo y que además hará el milagro de curar enfermedades y eliminar sufrimientos. Organice grupos que defiendan cosas que suenen injustas como la “violación a los derechos sexuales y reproductivos” y la “discriminación” para ciudadanos honrados por la liberación sexual.
Finalmente, invente estadísticas, sobrepoblación, índices económicos y afirme que la legalización del aborto es la solución a todos los problemas sociales, de salud o finanzas. Ofrezca abortos legales, seguros, accesibles, libres y justos, pero eso sí, gratis no. Si no, no tendría sentido todo el plan. Alguien tiene que pagar.
Siguiendo estas estrategias está comprobado que se puede hacer mucho dinero con unas cuantas ayudas. Lo mejor es el bajo riesgo: si algo va mal, procesarán a las mujeres y a otros imputados, pero usted, señor empresario internacional, estará seguro con sus millones.
