En el Perú, los Colegios Profesionales son agremiaciones de miembros de la profesión, que buscan defender sus intereses frente al Estado y la sociedad, y que en algunos casos, sus directivas pertenecen a determinado partido político o de grupo. Quien revisa las áreas de trabajo del Colegio Médico del Perú se dará cuenta que funcionan más como un sindicato que como un ente científico. Su representatividad, por lo tanto, es más institucional que científica. Esto se demuestra por su pronunciamiento del Consejo Nacional reunido en la ciudad de Tarapoto el 30 y 31 de octubre en el cual, entre otro puntos “gremiales”, se oponen al dictamen del TC de señalar el posible efecto abortivo del la píldora sin dar ninguna explicación de fondo al dictamen. Sino, que lo más peligroso es que señalan que “está demostrado científicamente que no es abortiva”. Si fuera cierto, ni la FDA, la EMEA, ni los fabricantes se verían en la necesidad de señalar su posible efecto antianidatorio abortivo.
Eso no es serio. Aquí el pronunciamiento gremial.
Como todos saben se han realizado elecciones para del Consejo Directivo Nacional para el periodo 2010-2011 y salió la lista comandada por el Dr. Ciro Maguiña.
Lamentablemente a pesar de todos los pergaminos del actual decano, que esperemos que no sea como el anterior que llamó al concebido “producto fetal”, y a pesar que conoce la industria farmacéutica y sus procedimientos técnicos como Asesor Científico de la corporación Abeefe Bristol Myers Squibb, ha señalado que continuará la política de la anterior directiva de no reconocer el posible efecto abortivo de la píldora. Según el diario La Primera:
anunció que su gestión implica, como primeras funciones, darle impulso a la lucha legal para revertir el fallo del Tribunal Constitucional (TC) que anuló la distribución gratuita del anticonceptivo oral de emergencia (AOE) en los establecimientos públicos de salud. “Somos contundentes en este tema y vamos a mantener la lucha para que se vuelva a distribuir las pastillas”, aseguró Maguiña.
Pero veamos un poco más el detalle, el actual consejo directivo ¿a quién representa?, a los médicos del Perú. Formalmente sí, pero veamos algo de números. Según la estadísticas del Banco Mundial en 1999 habían 1.17 médicos en el Perú por cada 1000 habitantes. Esta cifra indudablemente se ha incrementado de manera significativa. Baste decir que un ex decano señaló que en el Perú egresan anualmente 2550 cuando sólo se necesitan 500. Supongamos que en esos 10 años haya llegado a 1.27 médicos por cada 1000 habitantes (a un aumento de 0.01% al año). Pues si fuera así, en la actualidad habrían en el Perú, con una población estimada en 29 millones de habitantes, 36,800 médicos aproximadamente. Para las elecciones de este año votaron cerca de 23,000 médicos, es decir sólo un aproximado del 50%.
Esta actitud nos recuerda lo que pasó el 2004 cuando el Colegio Médico del Perú, cuando era decano del mismo el Dr. Isaías Peñaloza, negándose a cualquier debate científico imparcial y en total apoyo a la afirmación que la “píldora del día siguiente no era abortiva” de la ministra Mazzetti, obligó a un número de cerca de 200 médicos a pronunciarse en contra de este atropello y de la complicidad de su Colegio profesional. En esos momentos , octubre del 2004, la OMS en su propia site web reconocía el tercer efecto abortivo.
Aquí está el pronunciamiento que apareció el 14 de octubre del 2004 en la página 5 del diario Correo:
Todo ello nos lleva a señalar dos puntos: que la representatividad del Colegio Médico del Perú es relativa a que representan “a todos los médicos del Perú”, y lamentamos que actual decano continúe una política que no deja clara el por qué los principales organismos internacionales de análisis farmacológicos no descartan el efecto abortivo.
Ciertamente la píldora del día después tiene un gran impacto en el sistema hormonal de la persona que la toma, pero en ciertos casos no es una idea tan mala.Seria recomendable que el paciente hiciese el tratamiento constante en vez de tomar este cóctel de hormonas eso si.
El problema ético central no es el impacto en el sistema hormonal como Ud. dice. El mayor problema ético es que en algunas ocasiones el levonorgestrel actúa impidiendo la implantación y, por lo tanto, es abortivo. No en todas ocasiones actúa como tal. Pero como no se sabe en qué momento actúa como anovulatorio y en qué ocasión como anti implantatorio no es ético usarlo.