Esta muy buena caricatura de Calderón señala cómo es lógico suponer que la vida del concebido es una vida distinta a la mujer. Otro reflejo interesante de esta caricatura, es señalar que utilizar la religión para defender la vida del no nacido, puede servir para los creyentes, pero entorpece y la deja “en bandeja” para que sea manipulable por los grupos pro abortistas para asumir “la posición científica” y etiquetando a los creyentes como dogmáticos.