Primera Parte – Cerrando los ojos al filicidio
En un Somos, suplemento del diario El Comercio, del sábado 23 de este mes, aparece en la página 30 el artículo denominado “Fallos de origen” escrito por Marcos Chumpitaz. El periodista señala que se ha abierto una polémica por un estudio que indica que la fertilización in vitro alteraría la actividad de los genes en el embrión haciendo que éste sea susceptible de desarrollar enfermedades como la diabetes y la obesidad. En su artículo entrevista al Dr. Pedro Bendezú, gíneco-obstetra de la Clínica “Concebir” que realiza una débil defensa de esta empresa.
El artículo, de tono complaciente, para la gravedad de lo que significa el estudio reciente, es también una muestra de cómo se ha olvidado que hay varios problemas éticos detrás de las técnicas de “fertilización in vitro con transferencia de embrión” (FIVET) y uno principal, la eliminación de seres humanos concebidos que ya no serán anidados en los úteros de sus madres para que puedan nacer.
La paradoja de preocuparse más por la enfermedad que por la muerte.
El artículo cae en una paradoja mortal. Y es porque el autor del informe ya se había mostrado anteriormente complaciente con la técnica y sus promotores en anteriores reportes de Somos. Su falta de objetividad tiene dos ángulos: el primero de preocuparse más por las posibles enfermedades que cause el proceso de fecundación in vitro en los futuros niños que nazcan, y pasar de largo que, para que se dé este proceso, de cinco a ocho otros embriones, mejor dicho, personas, han tenido que morir en el proceso. A estos embriones, los científicos, han querido denominarlos “embriones supernumerarios” para evitar el molestoso problema ético de señalar que son personas, y que en nuestro país, según la Constitución Peruana, tienen derechos porque no hay distinción si son concebidos dentro o fuera del útero.
Según lo que afirman las técnicas se fertilizan aproximadamente de 6 a 10 embriones, y la tasa de éxito (?) es del 30%. Es decir, que unos para padres para que puedan “tener” un hijo, han tenido que sacrificar un promedio de ocho hijos con sólo una posibilidad del 30% de que efectivamente uno nazca, y ahora con el reciente estudio, resulta que encima existe el riesgo de enfermedades producidas por la susodicha técnica.
El segundo ángulo de falta de objetividad es no contrastar lo que opinaron estos médicos el 2008 en que aseguraron no habían problemas con la tecnología de fertilización con lo que en el reportaje actual opinan y que veremos el siguiente post.
Un breve repaso de lo que es la fertilización asistida (FIVET)
Se puede consultar cualquier manual de embriología, ginecología, fertilidad o al wikipedia. Básicamente dirán lo mismo y señalarán que:
- «En 1978, los doctores Steptoe y Edwards, un ginecólogo y un biólogo, fueron los primeros en conseguir dar descendencia a un matrimonio estéril mediante la fivet.
- La técnica que pusieron en práctica consistió en tomar un óvulo del ovario de la mujer, fecundarlo en una placa de Petri con espermatozoides de su esposo, e implantar el ser humano embrionario resultante en el útero de la mujer.
- Este procedimiento (tomar óvulos del ovario, fecundarlos in vitro y transferir los embriones resultantes al útero de la madre) se ha mantenido básicamente hasta hoy.
- Sin embargo, se han ido introduciendo algunas modificaciones, entre ellas una fundamental: como en cada ciclo ovárico espontáneo de la mujer se produce ordinariamente un solo óvulo, lo cual resulta insuficiente para asegurar un rendimiento aceptable del procedimiento, se recurre a practicar una hiperestimulación hormonal del ovario de la mujer a fin de provocar la maduración simultánea de varios folículos ováricos. Se garantiza así la recogida de óvulos suficientes, y aun sobrados, para realizar la fivet.
- Los óvulos, que se recogen en número plural (lo ordinario es de seis a diez) son inmediatamente fecundados, pues son células de corta supervivencia. Como ni se pueden conservar vivos mucho tiempo ni resisten bien el proceso de conservarlos en estado de congelación para descongelarlos después, hay que fecundarlos pronto, con lo que se obtiene un elevado número de embriones.
- Como, una vez fecundados, no se puede transferir a la madre todos los embriones resultantes, por el peligro de producir un embarazo múltiple que difícilmente llegaría a término, se intenta conservar los embriones en estado de congelación para transferirlos en ciclos sucesivos (los embriones resisten mejor la congelación que los óvulos sin fecundar).
- En cada ciclo, se transfieren a la mujer unos pocos embriones, normalmente tres, para evitar el riesgo de embarazo múltiple que se seguiría en caso de transferir más. Si es posible, siempre se transfiere más de uno, para garantizar así la mayor tasa posible de éxitos.
- Tras la transferencia de algunos de los embriones producidos, quedan embriones “sobrantes”.
Aquí podemos ver una infografía aparecida en el Diario El Comercio el 23 de julio del 2008, a los 30 años del primer “bebé probeta”, y cuya fuente es el Dr. Luis Noriega de la Clínica “Concebir” .
Como se ve en esta infografía se ve claramente que se crean embriones en exceso para luego, si “sobran”, congelarlos. Lo que no dice es que indudablemente este tiempo de congelamiento tiene un plazo y los embriones terminan desechados o como “producto de investigación”. Es más muchas de estas empresas o “clínicas de fertilidad” dan un plazo máximo de crioconservación, y una vez concluido, si no es renovado, disponen del mismo, pero como han pasado tanto tiempo, y hay una posibilidad de un daño muy alto en los embriones, terminan siendo eliminados.
Un artículo muy revelador fue publicado el la Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología por el Dr. Carlos Gómez Fajardo denominado “La aporía de los embriones sobrantes” en la que señala:
En las tecnologías de reproducción asistida (fertilización in vitro y transferencia de embriones, FIVET) opera una dinámica intrínseca de dominio y de muerte selectiva. Son conocidos los problemas planteados por los embriones “sobrantes”, una de las realidades de estos procesos, de las cuales -muy comprensiblemente- los difusores, tecnócratas e inversionistas involucrados en ella, menos hablan. Se entiende que se refieran poco a ello, pues están, ellos y sus clientes, ante una verdadera “aporía”, un problema sin salida: no debemos dejar en el olvido que en el Reino Unido, en 1996, fueron “descartados” 3.000 embriones humanos, debido al cumplimiento de los términos prescritos por un mandato legal que impedía su mantenimiento por mayores períodos de tiempo en condiciones de criopreservación…
Como se recordará, en el “Aquelarre del Sur”, el “Primer Congreso de “Derechos Reproductivos” realizado en el mes de noviembre del año pasado en Arequipa, hubo una mesa para “Reproducción Asistida” en la que participó Alfredo Celis en representación de la Sociedad Peruana de Fertilidad. Y esto es fácilmente explicable porque en el fondo tanto el aborto provocado como la creación de embriones, que luego se desechan, participan de la misma lógica que va en contra de la dignidad humana y el valor de la vida: nosotros disponemos de quién vive o no, nosotros somos dueños de la vida. Ambas prácticas quieren ampararse bajo una sombrilla que el embrión no es una persona humana con derechos. Y en el caso de las clínicas de fertilidad, de un vacío legal grave y reprochable.
Este tema, que refleja un vacío legal con un grave componente ético, la indolencia del Estado por hacer que las leyes se cumplan y se defienda al concebido según la Constitución, el negocio de las “clínicas de fertilidad” y cómo es muy fácil a jugar a dioses y después lavarse las manos…
Segunda Parte – Los nuevos “dioses”
Señalábamos la existencia de un reportaje con aire triunfal realizado por el mismo periodista, Marcos Chumpitaz, en Somos de julio del 2008 con motivo de los 30 años del primer bebe probeta, titulado “Por un tubo”. En éste se ensalzaba la fertilización asistida, en este caso (FIVET) y se entrevistaba al Dr. Luis Noriega, que según la nota, con el Dr. Lasdislao Prazac fueron los que inauguraron la primera “clínica” peruana de fertilidad en 1988 que estaba a cargo del grupo PRANOR (PRAzac-NORiega). Noriega reconoce además la ayuda del biólogo Guillermo Llerena. Actualmente el grupo PRANOR tiene dos centros: uno en la clínica Concebir y el otro en el Instituto de Ginecología y Reproducción.
Con total tranquilidad en el reportaje del 2008 se habla de los inicios de la técnica en el Perú, indudablemente sin reconocer que cuando se fertiliza un óvulo y se concibe ya estamos hablando de personas y que esta técnica terminaba con muchas de estas vidas en el sitio de desechos del laboratorio. Luego de la extracción de algunos óvulos fecundados y fertilizados, señala el artículo:
Para entonces no había medios de cultivos especializados como los de ahora que permiten alimentar un embrión hasta el quinto día de desarrollo. Las incubadoras eran obsoletas y los microscopios veían a 80 a 100 veces menos de lo que ven ahora. “Muchas cosas tenían que hacerse al azar” señala Noriega. “La tecnología no nos permitía albergar muchas posibilidades de éxito, apenas un 10%. El objetivo era lograr un ambiente similar al ambiente materno para que crezca el embrión y se transfiera a la madre”.
Es increíble para los que valoramos la vida que un médico con respecto al manejo de personas humanas diga “Muchas cosas se tenían que hacer al azar”. Y claro, era lógico, que no importara el número de embriones, la idea es que el útero de la madre acepte a uno. Según lo que señala el mismo reporte, otras 19 mujeres formaron la primera serie de procedimientos de este tipo que se realizaba en el país, sin embargo sólo una (el 5%) tuvo como resultado el nacimiento de una persona.
Conocedor de su discurso, el Dr. Noriega señalaba los siguientes puntos:
1.- (hablando de los inicios) “Nos criticaron mucha en esa época. Decían que éramos asesinos, que matábamos embriones y que nos creíamos dioses por jugar con la naturaleza. Sin embargo eso no nos amilanó”
2.- “Para nosotros la ciencia no es buena ni mala, sino que depende del uso que le demos. A la señora Brown (la primera mujer que se sometió a esta técnica), jamás le preguntaron si era feliz o no con su hija, sino que le criticaron por haber hecho eso”.
3.- “Actualmente hay millones de seres humanos que han nacido a través de por técnicas de reproducción. Apuesto a que esa gente que dice estar en contra jamás ha preguntado a estos padres lo que sintieron cuando vieron a su hijo”.
4.- “A nadie se puede negar el derecho de tener un hijo. Jovita (la primera peruana que fue madre por esta técnica) nos enseñó que los médicos no somos dioses para prohibirle a nadie la posibilidad de embarazarse”.
Bueno, pasemos a quitar las máscaras y demás falacias:
1.- Efectivamente, si el embrión es una persona con derechos, son asesinos porque utilizan más embriones de los que van a poner en útero de la madre, y además, y no lo mencionan, pero los libros de ciencia sí, muchos de los fertilizados “se vuelven inviables” y Uds. le atribuyen la culpa a la naturaleza pero no al proceso de manipulación. Ustedes se atribuyen los éxitos y a la naturaleza las fallas… ¡Son dioses!
Es una lástima que la duda ética de muchos, entre ellos médicos, (y seguro que “etiquetando” cualquier objeción como religiosa) no los haya amilanado. Efectivamente jugaban y juegan a ser dioses en un Olimpo en donde, cómo lo ha demostrado el estudio que mostraremos a continuación, Uds. creían dominado. Ese Olimpo científico ya no existe y Uds. no son capaces de asegurar completamente que al manipular el embrión le están introduciendo cambios y permanentes para su futuro.
2.- El fin no justifica los medios. Si tenemos que eliminar a 8 individuos para que uno se salve y para que una mujer esté contenta, es de sentido común que hay algo enfermizo detrás. Por otro lado, esa felicidad, y si la mujer valora auténticamente el valor de la vida, no puede ser firme porque no está basada en la realidad, sino en una ilusión. A ello se suma, que ese tipo de maternidad en donde uno “tiene” (como si fuera una posesión) un hijo, y no la maternidad como donación, en donde la mujer se dona y efectivamente ejerce una maternidad auténtica al respetar a todos sus hijos, es propia de la lógica de las clínicas de la fertilidad. La cuestión es tener un hijo a cualquier costo.
Efectivamente, la ciencia no es buena ni mala. Pero la técnica, es decir, para lo que se le emplea, sí. Y en este caso, lo que se está aplicando sí.
3.- También hay millones de abortos (muchos más que fertilizaciones asistidas) y el hecho del número no “normaliza” una situación equivocada. Nuevamente la argumentación que el sentimiento de los padres da permiso para eliminar embriones, sus otros hijos, los nunca mencionados. Se aplica otra vez el principio ético que el fin no justifica los medios.
4.- Efectivamente, a nadie se le puede negar el derecho de ser padre, a menos que como consecuencia de esa paternidad, se cometa un delito: muerte de inocentes en este caso, o robo (de niños) o violación (de mujeres) en otros. Lo curioso aquí, que para ejercer el derecho el padre tiene que desentenderse de la responsabilidad de serlo de los demás hijos que terminarán sus días en una congeladora de laboratorio, si no antes son desechados.
La frase “No somos dioses para prohibirle a nadie la posibilidad de embarazarse” es una frase efectista, carente de lógica, y como se decía antiguamente, “para la tribuna”.
Los nuevos dioses y el caso de la metilación de los embriones.
El nuevo artículo aparecido en el último Somos de este sábado casi dos años después, muestra cómo la ciencia no ha avanzado lo suficientemente para que responsablemente se puedan manipular embriones y menos eliminarlos.
La Universidad de Temple (EE.UU) en Pensilvania acaba de publicar un estudio aparecido en el Journal Human Molecular Genetics titulado “DNA methylation and gene expression differences in children conceived in vitro or in vivo” (Metilación del DNA y diferencia de expresión genética entre niños concebidos en vitro o en vivo). En este documento se señala que la metilación, un proceso por el cual se activan o frenan los mecanismos que activan a los genes se verían afectados por el proceso de fertilización asistida. Aquí la infografía:
Según abstract (resumen científico) del estudio, lo niños concebidos tienen mayor riesgo de nacimiento con bajo peso, mayores y menores defectos al nacer, y raros desórdenes que involucran genes no activos, lo que sugiere que los cambios genéticos que se expresarán (epigenéticos) pueden estar asociados a reproducción asistida.
Según el trabajo, del área de estudio señalan que estos desórdenes pueden implicar desórdenes metabólicos crónicos como obesidad y diabetes tipo II. Y he aquí el hilo de la madeja: el estudio sólo ha estudiado 700 genes de los 35,000 genes que tiene el hombre, es decir, sólo han estudiado el 2%. Por eso, si uno revisa lo que implica la metilación y los cambios epigenéticos, se va encontrar con otras enfermedades como autoinmunes o desórdenes neurológicos como ha señalado el estudio publicado este año en la Revista Genome Research y liderado por científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) en Barcelona.
Según la jefa del estudio de la Universidad de Templeton, Carmen Sapienza señala que ya se había estudiado desde el 2007 (antes de la primera entrevista de Somos que fue el 2008) que “estimular la ovulación de mujeres infértiles con hormonas artificiales, antes de preparar la FIVET, podría alterar de un modo u otro la metilación del futuro embrión (Human Reproduction 2007). El abstract del estudio se puede leer aquí y lleva el título de “Aberrant DNA methylation of imprinted loci in superovulated oocytes” (Metilación aberrante del DNA en loci (sitios del genoma o información genética para hacerlo más sencillo) de ovocitos (las células dónde surgen los óvulos) supra estimulados).
Las tibias respuestas de una entrevista complaciente
Los estudios son del 2007 y 2009 por lo tanto no se puede afirmar que se encuentren desfasados y menos cuando se sabe que sólo se ha estudiado una mínima parte de la metilación. Frente a estas dudas, aquí unas declaraciones que aparecen en la nota de Somos del Dr. Noriega y del Pedro Bendezú, gíneco obstetra de la Clínica Concebir señala que frente:
a) Bendezú: La sobre estimulación ovárica y en su efecto en la metilación: “Es cierto que esto empeora cuando se usan altas dosis de hormonas…Sin embargo, en la actualidad las dosis son menores que hace una década. De usar 500 unidades ahora hemos pasado a 150. Por eso el proceso de ovulación es más natural”.
Si el periodista hubiera sido más agudo le hubiera dicho que los estudios son del 2007 y 2009 y por lo tanto, se realizan con las últimas técnicas. La referencia a hace una década es sólo para distraer.
b) Bendezú: “Los estudios son claros no hay peligro…Sin embargo, la fertilidad no puede tomarse a la ligera.Debemos estar atentos a todos los cambios y trabajar siempre con cuidado. Por suerte, la tecnología está de nuestro lado”.
Lo totalmente opuesto a los tres estudios que han sido citados. La ciencia no está de su lado, y es más, les ha advertido de los peligros.
c) Noriega: “Si observamos que el ADN está fragmentado más de lo normal, ese varón no entra en un proceso de reducción. Eso disminuye el riesgo”.
Efectivamente, disminuye el riesgo pero no lo elimina. Por lo tanto, no puede garantizar que el embrión no sufra los procesos de la metilación que señala el estudio.
Conclusión de la segunda parte
Queda demostrado que la ciencia ha señalado los peligros consistentes que trae la manipulación de embriones. Los nuevos dioses no saben cómo ocultar que no son dioses, que hay peligros en la manipulación que ni se imaginan y ni pueden garantizar que no se produzcan a las parejas que acuden a sus clínicas, y en donde además, como lo veremos el siguiente post, les relativizan simplemente a un tema de creencias que el embrión es una persona.
Tercera Parte – El “business”
Parece que la fertilización asistida en el Perú goza de “buena salud”. Es decir, a nivel económico no les va mal. Si no, no contratarían tanta publicidad. En el Perú se realizan las siguientes técnicas que siempre implican la pérdida de embriones en alguna parte de su procedimiento. Todas ellas comienza, por un sobre estimulación ovular, una selección de embriones transferidos en diferentes estadíos. Usualmente “sólo transfieren tres” para “evitar” embarazos supernumerarios. Indudablemente la pérdida de embriones o se la achacan a la naturaleza o al azar. Cada proceso cuesta 3,000 dólares americanos.
Esta insistencia argumentativa de nuestra parte no es caprichosa. Hemos escuchado muchas veces a estos especialistas decir que ellos no desechaban embriones sino que depositan tres en el útero y que la “naturaleza se encargaba de ver si era viable o no”. Dar esa explicación es como decir que están seguros que la manipulación genética que han realizado es perfecta, cosa que no es cierta porque si no, no pondrían tres y no fertilizarían más óvulos, y cómo hemos visto en el anterior post, tampoco lo pueden afirmar científicamente.
Retomando el tema se realizan las siguientes técnicas (en los links se explica más a detalle el proceso)
- IVF (Fecundación in vitro)
- ICSI (Inyección intracitoplasmática de espermatozoides)
- GIFT (Transferencia Intratubaria de gametos)
- TOMI (Transferencia de microvocitos inyectados a la trompa de Falopio)
Tenemos que en el Perú las siguientes clínicas o institutos:
Grupo PRANOR (Dres. Ladislao Prazak y Dr. Luis Noriega) – Clínica Concebir
Instituto de Ginecología y Fertilidad – Clínica Miraflores (de los Dres. Ascenzo)
IFER (Insitituto de Fertilidad) de la Clínica Montesur (Director Médico Carlos Vergara Herrera)
Centro de Fertilidad y Reproducción Asistida – CEFRA (Ver el staff aquí)
Nacer Centro de Reproducción Humana de Lima (Director Dr. Julio Díaz Pinillos) (staff)
A nivel personal destacan :
FecundarPeru del Dr. Jaime Seminario Instituto de la Clínica Ricardo Palma. El Dr. Seminario acaba de terminar su período en la presidencia la Sociedad Peruana de Fertilidad. La Clínica Ricardo Palma que realiza curiosamente Seminarios de ética Médica, es una de las clínicas que tiene la capacidad de hacer fertilización in vitro.
Nuestro ya conocido Dr. Alfredo Celis que participó en el Aquelarre del Sur (también trabaja en la Clínica Montesur).
La mayoría de médicos que ofrecen sus servicios están asociados a una de estas 4 clínicas.
Lo que se mueve al año
Segun el reporte de Somos del 23 de enero se realizan dos mil procedimientos de fertilidad asistida en nuestro país, lo cual significa que se mueven 6 millones dólares al año en estos procedimientos.
Por otro lado, los vacíos legales han permitido que PROM PERU dentro de su paquete de promoción del Perú en materia de salud (turismo médico que le dicen) que han denoninado “DISFRUTA” , junto con oftalmología, cirugía estética, análisis médicos, se pone el tema de infertilidad y algunas de estas clínicas. En otras palabras, el Estado Peruano, en concreto el MINSA, sigue su política de falta de defensa del concebido, como lo ha demostrado de manera contumaz en el caso de la AOE.
La Sociedad Peruana de Fertilidad
Es reconocida por el Colegio Médico del Perú. Un blasón más para esta institución (que no representa a todos los médicos ni es punto de referencia científica) tan desprestigiada y que poco honra es que se vea como heredera de Hipólito Unanue, Cayetano Heredia, Honorio Delgado o Daniel Alcides Carrión.
Así, la Sociedad Peruana de Fertilidad, cuya página web está auspiciada por ABL PHARMA (signo de aquella promiscuidad que existe entre las farmacéuticas y las sociedades médicas de auspiciar a cambio de prebendas) señala que cuenta con 45 miembros titulares y casi 150 miembros asociados.
No significa que todos ellos practican este desprecio por la vida humana que es desechar embriones o erigirse como pseudo dioses. Tampoco no todos asumen argumentos relativistas, ni etiquetan a los defensores de la vida como religiosos fanáticos, ni tampoco ven el asunto como un negocio. Otros, en cambio sí.
Pero los que practican no significa que pueden ser magníficas personas en el trato, pero están gravemente equivocadas y su equivocación no es cualquier equivocación, involucra vidas humanas. Involucra una visión del valor de la vida no compatible con el de respeto a la vida, porque quieren traer al mundo una persona a cambio de la muerte de muchos otros. Sin contar por supuesto que la ciencia no garantiza la salud futura de ese niño producto de la manipulación que hicieron.
De tal grado es la equivocación, que la ética exigiría que la duda bastaría para no realizar dichas operaciones. Pero la conciencia puede estar oscurecida por el orgullo y en otros casos solamente la duda implicaría de parte del médico una valentía heroica de reconocer que lo que están haciendo puede significar eliminar vidas humanas. Y pocos tienen esa valentía.
Por eso tiene que entrar la máxima de nuestras leyes, la Constitución.
¿Cómo actúa una mente que olvida de pronto lo que le enseñaron en embriología? ¿Que de pronto decide asumir una visión relativista con respecto a lo que es la vida y lo que es un embrión y que todo depende según las creencias de cada uno?
Sólo les recordamos que según la ciencia comienza con la concepción, y de ahí la pregunta: siendo vida humana es un ser humano y cómo un ser humano, ¿cómo no puede ser persona? Y siendo persona, según nuestra Constitución ¿Cómo no puede tener derechos?
Cuarta Parte - La mentira del “vacío legal”
El hedor a muerte
Hemos escuchado muchas veces la sentencia “el pueblo tiene los gobernantes que merece”. Posee cierta lógica: los votantes indiferentes frente al quehacer político o los que dejan al azar o a la oportunidad de otros los puestos dirigenciales termina cobrando su precio a un país o a cualquier institución. Una de las dos cosas sucede con el Colegio Médico del Perú (CMP). Pueden verse post de referencia aquí y aquí.
Todos conocemos magníficos médicos y conocemos algunos que no lo son, como sucede en cualquier gremio. El problema es cuando los médicos del Perú aceptan que los que los representan (o dejan que los representen), es decir, los que toman su nombre de manera corporativa, se declaran a favor del aborto y en contra de la vida concebida. Haciendo un paralelo, es como si el Colegio de Arquitectos se pronunciara en contra de la ley de la gravedad. La diferencia es que en el caso de los arquitectos sería una estupidez, pero en el caso de los médicos es una aberración e insulto a la dignidad de su profesión.
Esa permisión lleva a que la defensa de la vida del concebido en el Perú parezca una cuestión meramente legal y no lo que la ciencia no ideologizada a través de la embriología señala: “la vida se inicia con la concepción”.
Es por eso que entendemos que el CMP no le interese además en lo más mínimo intervenir en el tema de la eliminación de embriones producto de la mayoría de procesos de fertilización asistida que se practican en el Perú, porque calculamos que da empleo y porque es consistente de quitarle los derechos al concebido. El concebido que vaya al tacho de los desechos orgánicos.
Este hedor a muerte que brota del CMP es un problema sólo pueden solucionar los auténticos médicos, es decir, los que tienen capacidad de sentir este hedor que ha dejado hace mucho tiempo de ser un tema gremial y que saben que el honor de su profesión en suma es proteger la vida de la persona desde su concepción hasta su fin natural; y este problema, como con la enfermedad, no se cura mirando a otro lado o lavándose las manos.
No podemos dejar de poner aquí un par de declaraciones del CMP a favor del aborto (uno y dos), y las declaraciones del past presidente del CMP, Julio Castro Gómez, que señalaba que el concebido es un “producto fetal”; o recordando que el actual presidente, Dr. Ciro Maguiña el cual se pronunció a favor de la AOE inmediatamente después de haber asumido el cargo.
La mentira del “vacío legal”
El 13 de mayo del 2007 en la página A11 apareció una noticia con el título “La bioética es un asunto pendiente en nuestro país”. El artículo recogía las declaraciones de Enrique Varsi, abogado de derecho genético que opina “como no hay ley, aquí puede hacerse lo que quiere”. Un dato importante sobre el Dr. Enrique Varsi es que fue asesor legal del grupo PRANOR el año 2006 y participó como tal en un Congreso organizado por el MINSA y la Asociación Médica Peruana llamado “La medicina preventiva en la reproducción humana”.
En un artículo de El Comercio del jueves 23 de octubre del 2008 titulado “Hace falta en el Perú una ley de reproducción asistida”. El artículo reconoce que no todos los embriones se utilizan o se implantan en el útero de la madre y le pregunta al Dr. Carlos Duarte, jefe del departamento de Biología del Instituto de Ginecología y Fertilidad (IGF) sobre su destino, el cual responde: “Ese es el gran problema. En nuestro medio no hay una legislación para eso a diferencia de otros países. Legalmente nadie puede decir nada por lo que se haga con los embriones. Generalmente a ver si llegan a la siguiente etapa de desarrollo y se los congela, pese a que les pueda haber encontrado una anomalía”. El Dr. Duarte sigue en la actualidad en la IGF.
El Dr. Roly Hilario, director médico del Centro de Fertilidad Procrear añade: “Sin duda es un problema ético y legal, pero no existe una legislación hay un vacío legal”. El Dr. Hilario sigue trabajando en esta Clínica.
Como se ve parece que le han hecho la pregunta sobre la legalidad del negocio a los dueños del negocio. O al dueño del casino si los tragamonedas son legales. Y aducen que hay un vacío legal. Y no es cierto.
Si bien no hay una legislación específica sobre un área de la fertilización asistida (padres biológicos, alquiler de vientres, donación de esperma y óvulos, etc.), sí hay una legislación sobre la defensa del concebido en su vida y derechos y la fertilización asistida tiene que atenerse a ella.
Comencemos por la Ley de General de Salud 26842 dada el 9 de julio de 1997, durante el segundo gobierno de Fujimori, siendo ministro Marino Costa Bauer. En esta se señala en el artículo 7, y es el sostén comercial de las clínicas que practican el FIVET, lo siguiente:
Artículo 7.- Toda persona tiene derecho a recurrir al tratamiento de su infertilidad, así como a procrear mediante el uso de técnicas de reproducción asistida, siempre que la condición de madre genética y de madre gestante recaiga sobre la misma persona. Para la aplicación de técnicas de reproducción asistida, se requiere del consentimiento previo y por escrito de los padres biológicos.
Está prohibida la fecundación de óvulos humanos con fines distintos a la procreación, así como la clonación de seres humanos.
Pero olvidan citar el punto III del Título Preliminar, es decir, el marco de la ley:
III. Toda persona tiene derecho a la protección de su salud en los términos y condiciones que establece la ley. El derecho a la protección de la salud es irrenunciable. El concebido es sujeto de derecho en el campo de la salud.
La única manera de “zafarse” que tienen las Clínicas de Fertilización de esta situación son dos:
a) Entrar a un debate de qué se debe entender por concebido.
b) Que ellos no matan a ningún embrión sino que “se degradan”, “se vuelven inviables” o los “almacenan” hasta que sus padres los reclamen. Bueno, este punto lo resolvimos en un post anterior.
Con respecto al punto “a” el Tribunal Constitucional en el reciente caso sobre la AOE, en que falló en contra de su distribución por el riesgo de su efecto abortivo, sentó precedente de cómo la Constitución y, por lo tanto, las leyes peruanas, entienden quién es un “concebido” y aparece en el punto 6.2 de dicha sentencia.
Teniendo en cuenta todo lo expresado hasta aquí, y surgiendo la disyuntiva de tener que optar por uno de los principios de interpretación constitucional desarrollados supra respecto a la constitución del concebido; este Colegiado se decanta por considerar que la concepción de un nuevo ser humano se produce con la fusión de las células materna y paterna con lo cual se da origen a una nueva célula que, de acuerdo al estado actual de la ciencia, constituye el inicio de la vida de un nuevo ser. Un ser único e irrepetible, con su configuración e individualidad genética completa y que podrá, de no interrumpirse su proceso vital, seguir su curso hacia su vida independiente. La anidación o implantación, en consecuencia, forma parte del desarrollo del proceso vital, mas no constituye su inicio. Por lo demás, aun cuando hay un vínculo inescindible entre concebido-madre y concepción-embarazo, se trata de individuos y situaciones diferentes, respectivamente; pues es la concepción la que condiciona el embarazo y no el embarazo a la concepción, y es el concebido el que origina la condición de mujer embarazada, y no la mujer embarazada la que origina la condición de concebido.
Esto unido a lo que señala la Constitución Peruana:
Artículo 2°.- Toda persona tiene derecho:
1. A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece.
No sabemos si alguien en su sano juicio puede considerar que una persona, a un concebido metido en un refrigerador no se le está violando su derecho a su identidad, integridad moral, psíquica y a su libre desarrollo y bienestar.
Por lo tanto, NO EXISTE VACÍO LEGAL SOBRE EL PUNTO DE CONCEBIDO. Si la fertilización asistida desea procurarle un hijo a una pareja, que lo haga, pero tiene que cumplir dos requisitos:
a) Que le garantice que el niño no sufrirá durante su vida efectos perjudiciales producto de la manipulación que se realiza para la fertilización. Y como hemos visto, la ciencia ya ha señalado los problemas de la alteración de la metilación.
b) Que no habrá embriones super numerarios, como si fueran un “producto de desecho”, porque son vidas humanas.
Si un método atenta contra la salud o la vida una persona desde su concepción, ya está penado por la ley.
NO HAY VACÍO LEGAL. Lo que falta en el Perú es el IMPERIO DE LA LEY. Que las leyes en defensa del concebido se cumplan. Y eso depende del Ministerio de Justicia y el Poder Judicial, por no decir de todos aquellos que tienen los recursos económicos y profesionales para mover la indolencia de las instituciones peruanas.
Lo que no se dice (1)
El presente es una noticia aparecida en la Agencia Zenit en base de un estudio realizado en el Hospital de la Universidad de Aarhus en Dinamarca. El estudio reveló que los fetos que son fruto de reproducción asistida tienen un riesgo cuatro veces más alto de nacer muertos que los que son concebidos de forma natural. Lo interesante del artículo es que señala que una de las causas puede ser la misma manipulación a que se ve sometido el embrión. En otras palabras, la responsabilidad de este aumento de la mortalidad es que además de los embriones que son desechados por el proceso de fertilización asistida, el embrión que logra implantarse en el útero de la madre puede tener problemas por la técnica, a pesar que los que llevan este “negocio” señalan como impecable (como señalábamos en nuestro post).
El estudio
La investigación analizó más de 20.000 embarazos y arrojó como resultado que de cada mil mujeres que conciben de manera asistida, con métodos como IVF (fecundación in vitro) y el de ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoide) 16,2 dan a luz un bebé muerto mientras que el mismo número de mujeres que no acuden a ningún método de fertilización, el riesgo se reduce a un 3,7.
Pese a los resultados, la directora de esta investigación Kirsten Wisborg dijo que quienes se sometan a dichos tratamientos “no tienen que preocuparse”, debido a que “esto no necesariamente indica que el aumento de riesgo de muerte fetal sea explicado por la infertilidad y puede ser más bien debido a otros factores como la tecnología con la que se aplican el IVF y el ISI o algunas diferencias fisiológicas en las parejas que se someten a estos tratamientos”.
ZENIT consultó con el ginecólogo español Esteban Rodríguez Martín, miembro de la plataforma Ginecólogos por el Derecho a Vivir (DAV), quien aseguró que siempre la fecundación asistida “supone un alto costo de vidas humanas”.
“Este novedoso trabajo de investigación, demuestra que la ineficiencia (de los métodos de reproducción asistida) no sólo aumenta la muerte de embriones en los tubos de ensayo y en los congeladores, sino que también aumenta la muerte de niños a término”, dice el ginecólogo.
Rodríguez señaló la importancia de que “las parejas estén informadas de los riesgos que para sus hijos suponen las técnicas de transferencia y producción artificial de embriones”.
Mercantilización de la vida humana
La investigación tuvo en cuenta 20.166 mujeres en embarazo de las cuales el 82% habían concebido de manera natural y el 10% concibieron un año después del primer intento. Entre el resto, 4% había concebido con un tratamiento de IVF y ICSI y 4% con otras formas de tratamiento.
En esta muestra, todas las mujeres estaban embarazadas por primera vez y esperaban sólo un hijo. De cada una se tomó un registro de su historia obstétrica, en la que se analizaron factores como el tiempo que les tomó embarazarse, los tratamientos utilizados y la edad.
También se tuvieron en cuenta algunos hábitos como tabaquismo, consumo de alcohol y café durante el embarazo, el estado civil, nivel de educación y su estado psicológico.
El estudio concluyó que las mujeres que mostraron menos riesgo de tener un bebé muerto al nacer fueron quienes habían concebido de manera natural, sin ningún tipo de tratamientos. Entre las que concibieron de forma espontánea en un lapso de 12 meses el riesgo fue de 3,7 por cada 1.000, y las que tardaron más de un año para concebir de forma espontánea el riesgo fue de 5,4 por 1.000.
Para el doctor Esteban Rodríguez, la fecundación asistida está “derivando hacia la mercantilización de la vida humana”.
“La industria de la producción embrionaria, valiéndose de un sentimentalismo superficial y del sufrimiento por no tener descendencia de millares de parejas en todo el mundo desarrollado, obstinado en retrasar y planificar artificialmente al máximo la maternidad, cosifican a los embriones dándoles un trato indigno del ser humano”, denunció.
“Congelaciones, experimentaciones, selecciones eugenésicas, incluso transferencias a parejas de mujeres unidas por vínculos afectivo sexuales, son algunos ejemplos de esta mercatilización y cosificación de este lucrativo negocio en el que se ha convertido el tratamiento de la infertilidad”, concluyó el ginecólogo.
Por Carmen Elena Villa